EL
MUNDO
13 febrero
2018
Comer
despacio para mantener el peso a raya
Laura Tardón
Si hay un factor clave en el control
del peso es, sin duda, la fidelidad a una dieta variada y equilibrada,
acompañada siempre de ejercicio físico. No obstante, hay ciertos truquillos que
pueden ayudar a mantener a raya la báscula. Un estudio que acaba de publicar la
revista BMJ Open recuerda tres: comer despacio, evitar refrigerios tras las
cenas y no ingerir nada en las dos horas antes de ir a dormir.
Según un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina
de la Universidad de Kyushu (Fukuoka, Japón), este
tipo de cambios en el hábito alimentario se asocian con una menor obesidad,
peso e índice de masa corporal y así lo han constatado en un trabajo basado en
datos de alrededor de 60.000 personas con diabetes en Japón. Por sus
circunstancias, este grupo se sometía a chequeos regulares y, tras cinco años
de seguimiento, los autores del estudio observaron que aquellos que ingerían
más lentamente, tendían a llevar estilos de vida más saludables.
En comparación con aquellos que engullían los alimentos,
quienes comían a una velocidad normal tenían un 29% menos de probabilidades de
ser obesos, aumentando al 42% en los que comían lentamente.
Según los expertos, esta asociación entre velocidad y peso
se debe a la sensación de saciedad y plenitud. Es decir, el sistema digestivo
está relacionado con el sistema nervioso central, de forma que a medida que se
va ingiriendo, el cerebro segrega unos neurotransmisores que indican saciedad.
Si el individuo come muy rápido, no le da tiempo a ser consciente de esta
plenitud, por lo que continúa comiendo lo que tiene a su disposición. Por eso
se recomienda dedicar no menos de 25-30 minutos a las comidas, dejar que pasen
cinco minutos entre plato y plato, por ejemplo.
Problemas de salud por engullir
En palabras de Luis Escobar, especialista en endocrinología
y nutrición, "una trituración lenta es clave para la buena digestión.
Mejora el metabolismo, el gasto energético y elimina calorías". Y sobre
todo, agrega Escobar, reduce problemas digestivos. "Un alimento mal
triturado en el estómago crea una especie de gastritis, se ralentiza la fase
gástrica y puede generar trastornos de digestión, reflujo gastroesofágico
e incluso hernias de hiato".
En cuanto a no picar después de la cena e irse a la cama sin
haber ingerido nada durante las dos horas previas, ocurre algo parecido.
"Hay que dar tiempo a que se complete la digestión antes de ir a dormir,
por el buen funcionamiento digestivo, para evitar reflujos u otras
molestias", apunta Escobar. Es cierto que conviene realizar una dieta
ligera en las comidas. Al fin y al cabo, "la noche es el momento del día
en el que menos alimentos requerimos".
En definitiva, lo mejor es sentarse a la mesa con tiempo y
con ganas de disfrutar de la comida y de la compañía, y si puede ser, recordar
que un peso saludable está relacionado con el contenido calórico de lo que se
consume. La máxima está clara: sí a la dieta variada y equilibrada repartida en
cinco comidas y ejercicio físico; No a las grasas saturadas ni las trans (fritos, bollería...).